Cómo elegir proveedores para salvaguardar el secreto industrial
26/11/2013
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OPINIÓN |
Cuando diseñas, fabricas y comercializas un producto exclusivo y cuyo valor reside principalmente en la salvaguarda del secreto industrial, la selección de proveedores y la relación e intercambio de información con ellos debe estar minuciosamente cuidada.
Se han de seleccionar proveedores de confianza, que tengan experiencia y reputación dentro de su sector. En la mayoría de los casos, el proveedor profesionalizado no requerirá información sensible para suministrar su producto. Si esta información fuera indispensable por algún motivo, debe facilitarse la mínima posible y únicamente bajo la protección de un acuerdo de confidencialidad. La relación debe ser en todo momento profesional, nunca se debe caer en excesos de confianza producto de una larga relación vendedor-cliente, por ejemplo.
Es interesante mantener un cierto dinamismo en el rastreo de proveedores dentro de los distintos ámbitos que afectan a tu empresa. Ya que siempre existe la posibilidad de encontrar productos de mayor calidad, más baratos o simplemente para tener la posibilidad de negociar con tu proveedor establecido. Normalmente existe cierto grado de conocimiento entre proveedores del mismo sector.
Es muy habitual, sobre todo en el caso de startups tecnológicas que los proveedores soliciten información sobre la empresa cliente antes de dar tan siquiera un presupuesto. Suele ser información jurídica o institucional de la empresa, datos relativos a el uso que se va a dar de los productos que se adquieran y previsiones de las necesidades a medio plazo, es decir, quieren saber quién eres y si prevés que vas a comprarles mucho más en un futuro no muy lejano. En ningún caso se debe caer en el error de revelarle al proveedor datos o especificaciones técnicas del producto/s finales que va a generar una compañía, no es información que necesite saber el proveedor, y estás poniendo en grave riesgo a la compañía.
Se debe tener extremo cuidado por lo tanto con la información que se intercambia con proveedores en el caso de que la mayor parte del valor del producto de una compañía resida en el secreto industrial. Incluso en el caso de que exista un acuerdo de confidencialidad firmado, la política debe ser la de compartir siempre la menor información posible. Se les transmite exclusivamente lo que necesiten saber, sin información adicional. En ningún caso se está obligado a nada y siempre existen proveedores alternativos, a los que puedes acudir. Tu proveedor actual es consciente de esto, y nunca va a querer perder un cliente por hacer demasiadas preguntas.
Si el proveedor fuese conocedor de cierta información sensible e hiciese uso de ella, es un acto demandable. Hay que ser conscientes que contra proveedores grandes, en procesos judiciales, las startups tenemos mucho que perder. Lo que nos devuelve a la idea primaria. No se debe compartir con el proveedor más que lo estrictamente necesario.
Los perjuicios para la compañía pueden ser muy grandes, ya que hay que tener muy presente que es posible que ese proveedor lo sea a su vez también de compañías competidoras, potenciales interesadas en conocer el secreto industrial del producto de la compañía que las amenaza en su sector. Y que además pueden ser más grandes, ya asentadas en el sector, y mejores clientes para el proveedor por comprar volúmenes más grandes. Evidentemente, esto es un caso particular improbable, pero siempre es mejor protegerse.
En definitiva, la selección de proveedores debe ser minuciosa y dinámica, y debe basarse siempre en la confianza sin superar los límites autoimpuestos por la compañía en lo que respecta al secreto industrial.
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